"In Vino Veritas"
Plinio el viejo...
Ayer estaba comprando en el supermercado con mi padre, y cuando llegamos al extremo mas lejano donde se encuentran las bebidas alcohólicas, me dijo: "hijo, coge una botella de vino", yo sorprendido, le dije: vale papá.
Yo asombrado ante la orden de mi padre, y ¿por que? diríais, para mi esto significaba que mi padre, confiaba en mi para elegir un vino el cual seria servido en nuestras cenas y comidas de la próxima semana, y eso significaba mucho, porque él no bebe cualquier vino.
Mi padre el Sr.Von Bismarck, fue criado en un pueblo de campo, en la medianía norte de Castilla, donde la agricultura era la base de vida, y como no, mi abuelo, sacaba cosechas de vino todos los años. No era un vino por el cual llegase una persona de titulo nobiliario y pagase por él grandes cantidades, ni se sirviese en los mejores banquetes de las grandes personalidades de la nación. Era un vino que tomaba la gente normal todos los días, que mi abuelo servia en el bar de la familia desde a la Guardia Civil hasta cualquier viajero que parase a descansar y tomase una copa. Un vino que mi abuelo hacia con sus hijos en su bodega y que quieran o no, era esencia de vida, una esencia de origen de la tierra de donde yo provengo, y mis antepasados. Piénsenlo, el vino ha acompañado al hombre desde casi sus orígenes, donde se data su primera aparición en el neolítico, hasta hoy en día, por la localización geográfica de mi abolengo, digo que la el dato mas antiguo se remonta a anterior al imperio romano. Mis antepasados hacían lo mismo, y en ese liquido de color granate oscuro como la sangre, sacaban parte de la vida que tenían y no podían fallar, ese vino no podía estar picado, ni podía saber mal, porque era lo que iba a beber la familia durante todo el año en sus comidas y cenas. El trabajo y cuidado de los viñedos, la labor de recoger la uva, pisarla, y sacar aquel liquido, era una labor de una importancia vital todos los años, bueno la mayoría, si la cosecha era grande, podía durar otro año más o incluso 3. Ese liquido formaba parte de sus vidas, y el cosecharlo pasaba de padres a hijos como una herencia que daba sus principios en la tierra la cual cultivaba y formaba parte de ellos.
Mi padre y mi tío fueron los últimos en hacer vino para la familia, tal y como la tradición había seguido generación en generación, el cambio en los tiempos, y la modernización de ciertos aspectos de la vida, en lo que muchos "viejetes" gritan y refunfuñan que los valores antiguos sobre todo los de la vida del campo se han perdido y quizás es verdad que no les falta razón, yo les digo a esos señores que en mi caso y en el de mi hermano no es así. Quizás mi hermano y yo como hacían mi padre y mi tío a nuestras edades jamas nos levantemos a las 4 de la mañana un frío día de finales de octubre para recoger la uva, llevarla a la bodega y a continuación pisarla, quizás solo hagamos eso o parte de eso una vez en nuestras vidas o solamente lo veamos, pero lo que mi padre nos ha transmitido desde chavales, es el valor por esa bebida, y que tengamos conocimiento y respeto sobre ella, ya que miembros de nuestra familia invirtieron gran parte de su vida a su creación, también cómo se hace, y sus variedades. Os parecerá raro o una gilipollez, ya que algo así no encaja en la actualidad como algo que tu enseñarías a tus hijos, pero para mi padre y mi tío, el que no encaje la tradición en los tiempos de hoy en día no es una excusa para no perder una tradición, y aunque nosotros jamas hagamos vino, podamos conocer su origen y tradición en lo que somos.
Yo fui a los estantes donde estaban las botellas y empece a mirarlos detenidamente, uno a uno, como si tuviese que elegir una modelo o una secretaria, yo sabia que no podía defraudar a mi padre, él no quería un vino caro, pero tampoco uno cualquiera, yo sabia que el daba mucha importancia a su procedencia, y yo botella que cogía miraba la procedencia y sus años, finalmente me decidí por un crianza del 2009, y al llegar 10 minutos después a donde estaba él ya cerca de las cajas de cobro, le enseñe la botella, a lo que me dijo: "buena elección hijo". Ahí le di valor a todo esto que antes no se lo había dado en tanta medida y entendí muchas cosas de las que me hablaba sobre el vino y la vida que el había tenido en el campo.
"El vino tórnase bueno cuando resultaba nuevo, duro y áspero, pero se sostiene aquel vino que ya en el lagar era agradable."
Séneca.
